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viernes, 27 de febrero de 2015

Hacia una economía verde



A lo largo de los dos últimos años, la idea de una “economía verde” ha abandonado el reducto especializado de la economía ambiental para penetrar en el discurso político dominante. Con cada vez mayor frecuencia, este concepto forma parte del vocabulario de Jefes de Estado y Ministros de Economía, aparece en los comunicados del G20 y se debate en el contexto del desarrollo sostenible y de la erradicación de la pobreza.

El auge reciente del concepto de economía verde se ha visto favorecido, indudablemente, por el desencanto general con relación al paradigma económico dominante, una sensación de cansancio que se desprende de las numerosas crisis y fracasos del mercado que se han producido durante la primera década del nuevo milenio, en particular la crisis financiera y económica de 2008. Sin embargo, al mismo tiempo se tiene cada vez mayor evidencia de un camino a seguir, de un nuevo paradigma económico en el que la riqueza material no se ha de obtener forzosamente a expensas del incremento de los riesgos ambientales, las escaseces ecológicas o las disparidades sociales.


La economía verde es primordial para la mitigación de la pobreza
La pobreza persistente es la forma de desigualdad social más visible y se relaciona con la desigualdad en el acceso a la educación, la atención sanitaria, el crédito, las oportunidades de generar ingresos y el derecho a la propiedad. Una de las características fundamentales de la economía verde es que busca facilitar diversas oportunidades para el desarrollo económico y la mitigación de la pobreza sin dilapidar o erosionar los activos naturales de un país. Este enfoque se hace especialmente necesario en los países de renta baja, en los que los bienes y servicios de los ecosistemas constituyen un componente significativo del sustento de las comunidades rurales pobres, y además les protegen de los desastres naturales y de las crisis económicas.
 
El reciclaje


El reciclaje, en todas sus formas, ya da trabajo a 12 millones de personas sólo en tres países (Brasil, China y Estados Unidos).58 Clasificar y procesar los materiales reciclables ocupa a 10 veces más personas (por tonelada métrica) que los rellenos sanitarios o la incineración de residuos. Los modelos de inversión verde arrojan una proyección de crecimiento del empleo en el sector de los residuos un 10% mayor que en el modelo actual. No obstante,59 aún más importante que el potencial de nuevos puestos de trabajo que ofrece la gestión de los residuos, es que la reutilización y el reciclaje constituyen una oportunidad (de hecho, una necesidad) para mejorar las condiciones de trabajo en el sector. Si realmente se quiere enverdecer esos puestos de trabajo, será necesario cumplir con los requisitos del trabajo
decente, teniendo en cuenta aspectos como el salario mínimo para la subsistencia, la erradicación del trabajo infantil, la salud y la seguridad en el trabajo, la protección social y la libertad de asociación. Dichas mejoras son deseables y necesarias por motivos tanto sociales como ambientales.

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